Para empezar, hubo un problema con el vuelo que yo todavía no entiendo muy bien. Así que en lugar de salir el sábado, como se suponía que debía, no volar hasta el lunes y llegarán a Madrid la mañana del martes. Eso no sería una gran cosa, excepto que mis clases comenzaron el lunes. Yo iba a ser ese niño que es tarde para el primer día de escuela.
Una vez que finalmente conseguí en un avión rumbo a España, las cosas no estaban tan mal. Excepto por el hecho de que yo estaba cansado y de mal humor bruto y un poco más. Por suerte, tenía un bar que podría conseguir un vaso de vino en en Atlanta (donde mi parada pasó a ser).
No fue hasta que llegué a Madrid de que la verdadera aventura comenzó. En primer lugar, no pude encontrar mi pasaporte. Se había caído de mi bolsa en el cubo de la cabeza otra vez. Por suerte, me di cuenta muy pronto que me dejaron volver en el avión a buscarlo. Lo bueno es que también, debido a que estaba sentado justo al lado de mi cartera. Eso hubiera sido malo.
Entonces, estoy bastante seguro de que me arrancó mal por el taxista que me llevó a la estación de autobuses. Él me cobró el doble de lo que estaba en el metro, incluso después de que discutió con él. Siguió señalando el metro y diciendo: "un suplemento". Y luego me enteré de que me perdí el autobús que yo buscaba por 2 minutos ... 2 minutos. Tuve que esperar 3 horas para la siguiente. Yo estaba sucia, bruta, y la ilusión un poco de falta de sueño retraso / avión y tuve que descansar sólo en una estación de autobuses este tipo de olía mal. ¿Cómo se dice, "Not a happy camper."
Pero lo hice en el autobús y en Oviedo, muy bien. Y desde entonces todo ha ido más allá increíble. Adoro a mi familia de acogida (incluso tienen un conejo llamado Conejo), y mis clases son difíciles, pero en el buen sentido, yo estoy aprendiendo mucho aquí, y sólo ha sido una semana. No creo que alguna vez me voy a casa.
"El Conejo"
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